En Canarias hay músicos para todo tipo de gustos como en todos lados; están los malos, los mediocres, los buenos y los geniales.
Los malos son los mejores, o por lo menos, los que mejor lo pasan. Ellos saben que tocan para divertirse, saben que su vida no depende de lo bien que toquen o canten y, por tanto, se dedican a su trabajo y en sus ratos libres comparten asaderos … son felices, aunque algunas veces torturen en algún bar los oídos del que pasaba por allí al café, pero eso hasta me agrada. En su mayoría gustan, transmiten una sincera felicidad que el pueblo agradece.
Afortunadamente están los geniales que triunfan por sí mismos donde quiera que vayan. Ellos pasan de todo, simplemente tocan y son felices, nunca serán ricos en dinero ni falta que les importa pues siempre hay un público «entendido», entre comillas, que los sustenta, que consume esta buena música. Este tipo de músicos representa la esperanza, la luz, iluminan con su genialidad.
Luego están los músicos buenos, son los que llegan a fin de mes arrastrando deudas, llamando a las productoras para que les pague la actuación que hizo hace dos años, tocando en bares y lugares donde muchas veces el silencio brilla por su ausencia, en fin, escapando como se puede. Hablo de la mayoría de los «buenos», porque también están en este grupo los que tuvieron suerte en operación triunfo o en en algún otro programa que se dedica a descubrir talentos con el fin de echarlos a perder y que están arrasando de momento, ya se verá lo que el futuro les depara …
Y están los mediocres … Estos merecen un estudio aparte… se lo montan que te cagas. Ellos conocen su mediocridad… en lo más hondo de su subconsciente lo saben pero lo niegan, se lo niegan a ellos mismos; para ellos los malos son los otros que no tienen su intelecto ni su poder camaleónico… Estos personajes se especializan en rellenar papeles y en presentar proyectos a un gobierno que en su mayoría son de su misma índole, como dice un amigo: «como músico es buen político»… Y los que deciden si es bueno o malo no son los políticos, no, suelen ser los funcionarios que entraron como cargos de confianza y quedaron fijos, los que eran mediocres en sus trabajos y por eso se aburrieron y se dedicaron a lamer la mano del que está lo mas arriba posible en algún partido y que será quien, al final, acabe enchufándolos en algún puestito desde donde pueda ascender siempre que siga con esa actitud entre decidida y sumisa que tanto gusta a la mediocridad intelectual política. Esos personajes, muchos de ellos a punto de jubilarse, tienen a los órganos de gobierno a su disposición, son los que en realidad mandan, ellos hacen y deshacen a su antojo… que llega alguien con ideas nuevas pues le hacen la vida imposible o ponen un montón de trabas burocráticas hasta que le obligan a caer en la misma desidia… que llega otro que lo que quiere es que pase su legislatura y alguna más si puede coger sin complicaciones y cobrando un sueldazo, pues mejor ya que ellos lo saben todo, llevan muchos años en sus puesto, suelen decir: «llevo muchos años, créeme (te tutean y todo, para dar un aspecto de convincente camaradería), tengo experiencia y esto funciona así».
Esos personajes se olvidaron de la calle, ellos no saben como está el arte en los suburbios, solo esperan a que lleguen sus coleguitas o alguien con una idea que no les complique mucho la vida ya que ellos no están para tanto trabajo, y que les pongan sobre la mesa papeles con proyectos ya elaborados; entonces ellos deciden lo que es bueno o lo que es malo… y se sienten importantes de poder decidir, o de tener la suficiente influencia en algún político que puede sacar adelante su maravilloso proyecto. ¿Que no hay presupuesto en música para ese proyecto?, pues te dicen que le cambies tres palabras y lo presentes por investigación, o por teatro y que solo con poner a un actor, que puede ser un amigo ya que no hace falta gran cosa, sale pa’lante la idea. Y al otro día presenta el mismo proyecto con dos renglones de mas en otra oficina con características parecidas y le dan luz verde… Los actores, los músicos, los investigadores, los artistas, los profesionales que crean diariamente, que se buscan la vida como buenamente pueden inventando el día a día para llegar a fin de mes, los que trabajan tanto que ni tiempo tienen de ponerse a escribir su proyecto para convencer al sabelotodo de la oficina, esos no juegan, no estaban inscritos en sus dominios…
Vamos a ver señores, dense una vueltita por la calle, los impuestos son de todos y ustedes están para facilitar la labor y no para complicarla, los artistas saben de arte y no de burocracia, entonces, salgan y déjense aconsejar por ellos… Muévanse, tienen ustedes un puesto de mucha responsabilidad que exige mucho compromiso. Sabemos que les pagan un sueldo por una jornada laboral como a todo el mundo pero con eso no nos basta, como diría mi padre, el que no quiere tamo que no vaya a la era.
Queremos verlos no solo en los grandes eventos del pret a porte, sino donde haya el mas mínimo resquicio de arte… si es demasiada responsabilidad vuelvan a su puestos de trabajo original con algo más de ilusión y dejen paso a la nueva generación que viene con savia nueva.
Afortunadamente mucha de esta gente que trabaja en palacio (gobierno, cabildos, Aytos y demás) ama su trabajo y ponen un halo de esperanza entre tanta oscuridad, cosa que agradecemos infinitamente.
¿Y yo donde me pongo?… no soy malo… tampoco genial … ni bueno… ni mediocre tampoco… Chacho… ¿Quien soy yo?… Ufff, menos mal que soy joven y tengo tiempo de decidir que si no…
… ¡Ay, Mamá!…