Bajo el insomnio de la noche
todo silencio ensordece
como gritos mudos y llantos
Las paredes pierden sus colores
los mosquitos se establecen,
agonizan los segundos su canto
Y no hay olvidos para el tormento
ni treguas para el espanto
cuando el gallo reaparece
anunciando afónicos quebrantos
Y no hay dolor que no se encoñe
si es amor quien lo merece
ni hay descanso sin descanso