Me compré un colchón nuevo y me deshice del viejo, donde tantas noches había reposado mi cuerpo yacente después de cada jornada.
Los transportistas aparecieron con el nuevo y recogieron el viejo para liberar el espacio. Cuando salieron por la puerta no conseguían introducir al viejo en el ascensor.
-Pero si el nuevo es más grande y lo subieron ahí mismo, ¿cómo es que ahora no pueden introducir el viejo siendo más pequeño?. Les pregunté.
-A veces pasa, que el viejo viene tan saturado de sueños que no cabe en ninguna parte, además se suelen resistir a abandonar a sus dueños. Son realmente fieles a sus soñadores.