Barrios Orquestados es un proyecto social de carácter pedagógico, y con fines artísticos, que pretende llevar la cultura a los barrios periféricos que tengan necesidades especiales a nivel social y cultural.
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La simiente de este sueño está, como suele ocurrir, en la infancia. En este caso en la de José Brito, alma máter de Barrios Orquestados, un proyecto que surge de su recuerdo infantil de su padre, Francisco Brito, un músico inquieto, que lo mismo movilizaba a toda la familia para tocar una canción que acababa de componer, que montaba un coro con los vecinos de un barrio alejado de los epicentros culturales. “A mí me marcó como experiencia, el efecto cohesionador que tiene el arte y en particular la música dentro del ser humano. Así que lo que hice fue dar continuidad a esa visión de la música como elemento social”, explica el compositor y director de orquesta.
Sobre el papel, Barrios Orquestados busca “crear orquestas de cuerda frotada (violines, violas, cellos y contrabajos) en todos los barrios periféricos del archipiélago canario que tengan necesidades especiales a nivel social y cultural, y donde la cultura llega aletargada o, simplemente, no llega por diferentes motivos”. Pero, en la práctica, esto supone una verdadera revolución en la vida de los niños que participan en este proyecto: “Imagina que de repente te pongan encima del escenario y valoren el esfuerzo que haces día tras día… Supone un empoderamiento de un valor incalculable, que se sientan partícipes de un grupo en el que su aportación es fundamental. Eso marca un antes y un después en su vida”.
Sus familias también son alcanzadas por la onda expansiva de este proceso transformador. A ellas también se les pide que se involucren en el proceso hasta tal punto de que son invitadas a poner voz a la música que sus hijos interpretan: “Se produce una conexión entre ellos que va mucho más allá del fenómeno musical. La implicación de sus familiares en el proceso de aprendizaje es correlacional al éxito que el niño pueda tener”.
La implicación en el proyecto de estos chicos que, en su mayoría, pertenecen a zonas de Canarias en las que hay pocas oportunidades, cambia totalmente sus perspectivas de futuro. “El inculcarles la disciplina, el espíritu de sacrificio, el luchar contra este cortoplacismo al que nos tiene tan acostumbrada la sociedad, desplazarlos de ese mundo digital y llevarlos a un trabajo tan artesanal como es tocar un instrumento es algo que exige de un tiempo, de una paciencia, de una actitud zen que desde luego les cambia. Eso seguro les va a generar un futuro mucho más rico y sostenible, en todos los sentidos, a nivel personal y profesional”, asegura el compositor.
Esta es la historia de uno de los más de 200 niños que forman parte de Barrios Orquestados: Aitana Sánchez Pareja, una pequeña violinista de un pueblo de Lanzarote que padece un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. A ella el sueño de infancia de José Brito ya le ha cambiado la vida.