DESGRANANDO

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El bichejo salió de su cobijo arrastrando sus seis patitas y quedó perplejo al ver lo que acontecía ante sus ojos. Una maravilla infinitamente más grande que él había amanecido en aquel día, sin explicación aparente, de la noche a la mañana. Aquella arquitectura rubia se desplegaba ante él como un hallazgo sobrenatural. Caminaba lentamente con la dificultad que provocaba un suelo poco estable; sin embargo, al poco, comenzó a sentir que parte de la superficie que acariciaba sus pies se volvía fría y tersa a medida que se acercaba al monumento prodigioso, un templo minuciosamente decorado. La sorpresa y la curiosidad le acompañaban con igual intensidad: la sorpresa, por lo inesperado; la curiosidad, por desvelar quién o quiénes habían sido los demiurgos que habían logrado semejante belleza. Pensaba que si algo tan grande y hermoso se había podido conseguir en un abrir y cerrar de ojos, qué no se podría conseguir con millones de bichejos como él, con el nivel de organización que les caracterizaba. Se apoyó sobre lo que suponía debía haber sido uno de los artilugios con los que debieron haber construido aquel lumínico Titán arenoso. Observándolo, no podía más que alimentar su interés por conocer su esencia, pues pensaba que conociéndola todo lo que se propusiese en esta vida sería alcanzable. Estuvo tiempo absorto, sin parpadear, hasta que se agarró una de sus antenas y, como quien masajea su pensamiento para que las ideas fluyan con mayor celeridad, dijo: 

—¡Lo tengo! Convocaré a toda la comunidad y los convenceré para que entre todos podamos desenredar este hecho insólito. Al fin y al cabo, ¿cómo es posible que alguien se pueda sentir seguro sin tener una explicación convincente para lo sucedido?

Su don de palabra y su capacidad de convicción hicieron el trabajo deseado y en unas horas se encontraban todos reunidos, preparados ya para iniciar el camino del descubrimiento. El procedimiento consistiría en desmontar pieza a pieza hasta hallar la materia prima que lo había hecho posible. Realizaron una cadena animal y comenzaron a desmontar grano a grano desde la cúspide hasta la base. Tardaron varias semanas en llegar a lo que parecía ser la matriz de aquel prodigio. Nunca pensaron que tardarían tanto en llegar a ese glorioso momento ni pensaron jamás que el final y el inicio se iban a parecer tanto.

—¡Un grano! —gritó un camarada al sentir que había llegado al fin del sortilegio.

Como si hubiesen atisbado una nueva tierra prometida, todos saltaban y se abrazaban rebosantes de júbilo. Hasta que nuestro amigo bichejo aplacó todo aquel jolgorio con una pregunta lanzada al viento, con enorme incredulidad y decepción

—¿Un granoooo?

Repitió la pregunta hasta tres veces, cada vez con mayor frustración y cada vez con menor intensidad. Pero lo que comenzó siendo una pregunta, se iba progresivamente transformando en una confirmación de enorme alivio y alegría.

—¡Un grano!

Sin darse cuenta habían ido retirando cada grano y desplazándolo a corta distancia del objeto de sus desvelos. Lo sucedido fue igualmente increíble, pues desgranando llegaron al grano primero que ahora resultaba ser el último grano de una nueva forma magistral de igual destello y forma diferente que tenía a todos hipnotizados. Se acercó a su compañero y cogió ese último grano. Se dirigió al montón donde habían ido replegando todo lo que habían separado y se dispuso a culminar la nueva obra que grano a grano habían construido desgranando la primera, la de su sueño, la de su asombro, la del descubrimiento, la de la revelación. Al momento, miraron todos los bichejos hacia el cielo y contemplaron una estrella que iluminaba como nunca habían visto. Quedaron absortos durante un buen rato mirando al techo celeste. Mientras la noche seguía cayendo, de manera meditativa, los bichejos se recogían nuevamente hacia sus moradas y entre esa transformación silenciosa que camina sin hacer ruido, se escuchaban pequeños gestos sonoros en forma de susurros:

—Un grano.

—Un grano.

—Un grano…

Y la playa saludó a la luna y durmió plácidamente.

José Brito, noviembre de 2017