Educación musical: ¿un derecho o un lujo?

Pocas reformas han generado tanta polémica dentro del mundo de la educación como la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), denominada popularmente como «ley Wert», presentada por el ex-ministro de educación, José Ignacio Wert.

Una de las cuestiones más reprochadas de esta ley ha sido la posición en la que el ministro dejó a la música. Y no es para menos. Con la reforma, se aumentaron las horas lectivas de materias troncales como Matemáticas o Lengua Castellana, en detrimento de las asignaturas con carácter artístico y creativo, lo que, estudiando la distribución horaria, lleva implícita la erradicación de la asignatura de Música, sin tener en cuenta las nefastas consecuencias que esto tendría para los futuros formadores, para los alumnos, pero sobre todo para la Cultura. Ya decía Sigmund Freud que “Todo lo que fomenta el desarrollo de la cultura trabaja también en contra de la guerra” o Florenci Mas: “La cultura enriquece la mente, provoca sentimientos colectivos que fortalecen las sociedades, vertebra el tejido social y, sobre todo, genera y cataliza emociones, hace trascender al ser humano por encima de la realidad”.

Es posible que la música lleve con nosotros tanto tiempo o más que el lenguaje oral empleado por nuestros antepasados para comunicarse entre sí. Las razones que se exponen a continuación son fruto de la más enérgica repulsa a desatribuir la categoría de “troncal” a la asignatura de Música.

La música ejerce un misterioso y poderoso efecto en el ser humano. Las recientes investigaciones en la música relacionadas con el desarrollo infantil enfatizan que las experiencias tempranas de aprendizaje benefician el desarrollo intelectual, aunque ya desde hace siglos, educadores como Comenius, Pestalozzi, Rousseau, Froëbel, Montessori, Mason, Dewey y Piaget, entre otros, estaban convencidos del impacto de la música en el comportamiento de los niños.

¿Quién no recuerda haber aprendido las tablas de multiplicar o el abecedario gracias al canturreo de alguna melodía estratégica? Esto se debe a que la música, en el ámbito cognitivo, contribuye al desarrollo de la atención y de la memoria, además de fomentar la capacidad de comprensión, de concentración, de análisis, de abstracción, de síntesis y de simbolización del estudiante, estimulando el cerebro para ayudar a asimilar conceptos. La neurociencia ha demostrado que la práctica sistemática de la música desarrolla las áreas cerebrales encargadas del lenguaje y favorece la eficiencia y automatización de los aprendizajes, y de hecho, muchas terapias fonoaudiológicas para pequeños con problemas de tartamudez se basan en el canto.

Además, la música es un área de conocimiento interdisciplinar que permite a los niños relacionarse de manera transversal con otras áreas en la etapa primaria, lo que estimula su desarrollo integral. Algunas de esas relaciones se recogen en los siguientes puntos:

► La conexión del lenguaje verbal y musical (comparten ritmo y melodía) es innegable. La música favorece la competencia lingüística mejorando la vocalización y la articulación de los fonemas, palabras y frases. Esto conlleva a favorecer el desarrollo y perfeccionamiento de la lengua materna y de lenguas extranjeras (inglés, francés…), a la vez que trabaja la comunicación y el conocimiento de sus culturas. Además, mediante el aprendizaje del canto se aprende a respirar correctamente y esto fomenta la calidad vocal.

► Resulta importante la conexión entre las matemáticas y la música, dado el marcado carácter matemático de esta última: refuerza el pensamiento lógico-matemático, contribuyendo muy positivamente en razonamientos como la cuantificación, las fracciones, la medida, las agrupaciones, las secuencias, etc.

► Asimismo, se debe destacar que la música, en relación al área de Educación Física, refuerza la coordinación, el movimiento, la relación espacio–tiempo; el dominio del ritmo favorece la coordinación senso-motora, define la lateralidad, mejora la respiración, mejora el conocimiento del esquema corporal y el desarrollo psicomotriz a través de la coordinación de movimientos, coordinación óculo-manual, etc.

No obstante, resulta muy relevante la influencia de la música en el ámbito socio – afectivo de los niños; es capaz de conmover, de acentuar su estado de ánimo y de evocar recuerdos y sensaciones complejas, difíciles de expresar con palabras. Tocar un instrumento requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que en la inmediatez de nuestro acelerado mundo parece haberse olvidado. Así constató sus sospechas un grupo de estadounidenses y canadienses mediante su estudio “The Effects of Musical Training on Structural Brain Development” llevado a cabo con niños de seis años: “El aprendizaje de un instrumento musical provoca cambios en el cerebro de quienes lo practican”. Los pequeños avances que los niños experimentan día a día favorecen la autoestima. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos. También mejora y potencia las emociones, la imaginación, la exteriorización de los sentimientos, la empatía, el trabajo en equipo, la sociabilización, el diálogo, el respeto de los turnos, sin nunca olvidarse del desarrollo de la sensibilidad y del criterio artístico. Por supuesto cabe mencionar los efectos que tiene la música contra el estrés y la ansiedad.

De gran importancia resulta mencionar el carácter integrador y globalizante de la asignatura de Música; ésta posee la facultad de interrelacionar aspectos de la cultura que formarán un “todo armónico”.

Por último, hay que señalar la importancia de la música como vehículo para el desarrollo y fomento de la creatividad en los niños y su importancia en otros ámbitos, valor esencial del ser humano cuya gran resonancia parece haberse olvidado en este país.

Como ya aportaba Víktor Lowenfeld, las facultades creadoras formadas gracias a la educación artística pueden transferirse a otros dominios de la actividad que requieren un esfuerzo creador, enumerando las facultades siguientes:

  1. La facultad sensitiva, el ennoblecimiento de nuestras experiencias vividas en el mundo de los sentidos.
  2. La facultad de permanecer en un estado de receptividad.
  3. La movilidad o facultad de adaptarse a situaciones nuevas.
  4. La originalidad de la expresión individual. “El arte es el modo más intenso de individualismo que el mundo haya conocido” (Óscar Wilde)
  5. La facultad de transformación y de predeterminación.
  6. La facultad de abstracción.
  7. La facultad de síntesis.
  8. La facultad de la organización coherente.

Piaget manifestaba que “El conocimiento musical debe adquirirse en el colegio mediante el desarrollo creativo sobre el propio ambiente sonoro, de tal forma que la inteligencia musical se irá desarrollando a medida que el individuo se familiariza con la música. Las experiencias musicales, desde sus inicios en las escuelas infantiles, deben aprovechar el desarrollo natural del niño, con lo que el crecimiento musical pasará de la percepción a la imitación e improvisación”.

A su vez, Gardner aclaró que “las artes en general ayudan a los niños a organizar su experiencia de vida, a conocerse a si mismos y a entender el mundo que les rodea. Al estar los sistemas simbólicos integrados a las artes, los niños experimentan con la manipulación y comprensión de los objetos, sonidos, moldes, formas, sombras, movimientos, estructuras, que tienen la cualidad de referirse a algo, ejemplificar o expresar algunos aspectos del mundo”.

Para acabar solo queda recordar los cuantiosos beneficios de una educación musical en las etapas de Primaria y Secundaria, y su imperiosa necesidad como materia obligada para el desarrollo integral del individuo.

Paul Carvel: “La música merece ser la segunda lengua obligatoria de todas las escuelas del mundo” .